Saturday, June 25, 2011

Romance del Emplazado.


¡Mi soledad sin descanso!
Ojos chicos de mi cuerpo
y grandes de mi caballo,
no se cierran por la noche
ni miran al otro lado,
donde se aleja tranquilo
un sueño de trece barcos
sino que, limpios y duros,
escuderos desvelados,
mis ojos miran un norte
de metales y peñascos
donde mi cuerpo sin venas
consulta naipes helados.

Los densos bueyes del agua
embisten a los muchachos
que se bañan en las lunas
de sus cuernos ondulados,
y los martillos cantaban
sobre los yunques sonámbulos.
Y el insomnio del jinete.
Y el insomnio del caballo.

Un veinticinco de junio
le dijeron al Amargo:
"Ya puedes cortar su gustas
las adelfas de tu patio.
Pinta una cruz en la puerta
y pon tu nombre debajo,
porque cicutas y ortigas
nacerán en tu costado,
y agujas de cal mojadas
te morderán los zapatos.
Será de noche, en lo oscuro,
por los montes imantados
donde los bueyes del agua
beben los juncos soñando.
Pide luces y campanas,
aprende a cruzar las manos
y gusta los aires fríos
de metales y peñascos
porque dentro de dos meses
yacerás amortajado."

Espadón de nebulosa
mueve en el aire Santiago.
Grave silencio, de espalda
manaba el cielo combado.

El veinticinco de junio
abrió sus ojos Amargo
y el veinticinco de agosto
se tendió para cerrarlos.
Hombres bajaban la calle
para ver al emplazado
que fijaba sobre el muro
su soledad con descanso.
Y la sábana, impecable,
de duro acento romano,
daba equilibrio a la muerte
con las rectas de sus paños.


Federico García Lorca


NETR.

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